HISTORIAS DE LA CONFINACIÓN DÍA 6
CéSAR FARRÉS
Hoy es Sábado. Parece que la gente se toma el día de descanso. Solo he oído un pájaro cantar, quizás atraído por la novena sinfonía de Beethoven que estoy escuchando. El pájaro me muestra sus habilidades sintiéndose fuerte, descarado y desafiante en nuestra ciudad desierta. Empieza un diálogo, por que ya son dos, cada vez mas intenso. La envidia se está apoderando de mis sentimientos, comunicarse en directo nuestra limitación, y volar, la aspiración que siempre hemos querido los humanos, hacen que vea a estos dos pájaros, como sublimes reyes del universo.
Bueno,...aspiraré un poco, ya toca. Este arresto forzoso, acabará con mi espalda.
La veterana Nilfisk va a ser mi acompañante. La pongo en marcha y me doy cuenta de lo desagradable que puede ser contrastar dos sonidos tan opuestos (canto Pájaro versus ruído infernal Nilfisk). La detengo inmediatamente, voy a la terraza y los pájaros, que no son tontos, han volado.
Miro de lado alado, como si estuviera viendo un partido de tenis a cámara rápida y compruebo que ya no están, después miro hacia abajo, hacia la calle y...mierda!!!! veo DOS “PÁJAROS” DESCONFINADOS