CONFINARSE PARA CREER

Anna Serrat

El mismo con quien comparto vida, hijos, casa, cama y, ahora, encierro forzoso.

El mismo que hace unos días, en pleno ataque de ansiedad, se dedicaba, al fin, a cambiar los focos fundidos del salón mientras fantaseaba con que yo, en plan sorpresivo, le bajara el chándal hasta los tobillos para iniciar una escenita amorosa.

El mismo que hoy, ante unas tosecitas mías tontas (que muy probablemente provienen del polvo que circula por casa y que ninguno de nosotros se ha dignado a limpiar en profundidad), me pide metro y medio de distancia y corretea por el pasillo para evitar que le dé un abrazo. Confinarse para creer.

download-1.png