El cielo es nuestro techo

Quique Sentís

Me llamo FRANCISCO. Vivo en la calle. Hasta hace unos años tenía trabajo y familia y mi único techo es el cielo.

Siempre estoy en el mismo rincón de la ciudad donde como y duermo. Hace unos días que ya no pasa nadie y nos ha dicho una chica de Caritas que es por un virus que está infectando a toda la población y que han obligado a todo el mundo a recluirse en sus casas.

Ayer una furgoneta del Ayuntamiento, como hacen cada Navidad, nos ha trasladado a un albergue donde convivo con otros que, como yo, viven a la intemperie.

Nadie, ningún peatón ni tampoco ninguno de de mis conocidos que viven en la calle creían lo que yo llevo diciendo a gritos desde hace tiempo: que todos los que tenéis casa un día Dios os condenaría a permanecer largo tiempo recluidos por una amenaza invisible que de seguir circulando podría enfermaros y poner en peligro vuestras vidas. Y la calle ¡NOS PERTENECE A TODOS LOS QUE VIVIMOS EN ELLA!

Cuando acabe la amenaza del virus y nos encontremos de nuevo no dudéis que os recordaré de nuevo que ¡LA CALLE ES NUESTRA!

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