Extraños e íntimos

Quique Sentís

Durante este tiempo detenido, cuando otras ocupaciones me lo permiten, estoy leyendo novelas. Yo soy un lector intermitente y regresar a la lectura de relatos de ficción, casi siempre, es para mí una satisfacción y un placer.

Ayer termine de leer “La madre de Frankenstein” de Almudena Grandes. Su lectura me ha interesado y conmovido mucho porque el personaje central es un psiquiatra que regresa de su exilio en Suiza a Madrid en 1953. Parte de lo que relata es histórico y contribuye a entender muy bien lo que ocurrió en la España de aquellos grises, crueles y represivos años.

Hoy, como si se tratara de un efecto imán, sintiéndome todavía dentro de la novela de AG, he necesitado escuchar de nuevo el discurso de Paul Auster (premio Principe de Asturias 2006) en el que dijo:” la novela es una colaboración, a partes iguales, entre escritor y el lector y es el único lugar del mundo donde dos extraños pueden encontrarse en condiciones de absoluta intimidad”.

Después, he releído lo que escribió Siri Hustvedt (mujer de PA) en “Vivir, pensar, mirar” en su capítulo “Sobre la lectura”: “Cuando yo leo recurro a mi capacidad de diálogo interior. Asumo las palabras escritas por el autor, quien, desde ese momento se convierte en mi propio narrador interno, la voz dentro de mi cabeza…. La lectura es intersubjetiva: el escritor está ausente, pero sus palabras se vuelven parte de mi diálogo interior”.

Almudena, Paul, Siri unos extraños e íntimos desconocidos que, en los tiempos del cólera, de tragedias e incertidumbres, son, con sus palabras, con su escritura cómplices de momentos de reflexión, placidez y felicidad.

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