Anécdota divertida 16
Joan Crosas
Soy un privilegiado. No sé si lo había dicho, pero es así. Soy un privilegiado, lo somos todos aquellos que tenemos perro.
Así, como de casualidad, nos ha tocado vivir un momento diferente a los demás. Podemos salir a estirar las piernas cada día mientras la mayoría de gente permanece entre cuatro paredes. Tenía que ser así, pobres perros, pero no puedo dejar de agradecerlo.
Sin embargo, pienso que esto no es gratis. Tenemos la obligación de preservar las calles impolutas para cuando salgan los confinados de verdad. Siempre me ha parecido una falta de civismo dejar las cagadas de los perros sin recoger, pero ahora me parece una falta de respeto gravísima, una desconsideración hacia la gran mayoría que no puede disfrutar de las calles.
Me indigna que algunos aprovechen que nadie los ve para olvidar su obligación. ¿En qué piensan? El día que recuperen las calles los que ahora tienen prohibido salir y las encuentren llenas de cagadas de perro, nos machacarán y con razón.