Dilema

Helena Terradas

Marzo 26

Las ocho de la tarde, apago el ordenador y salgo a la terracita que da al norte. No he fallado ningún día desde que empezó el alejamiento. Aplaudo con ganas, y me sienta bien. Saludo a los vecinos en la ventana del edificio de enfrente, una pareja a la que no conozco. Nos sonreímos en la distancia. Con los parientes del segundo intento hablar, pero las palabras se pierden mientras aplaudimos sin parar. Oigo los clap, clap, de la vecina de al lado. Las ocho y cuatro minutos, los aplausos van menguando, las ventanas y los balcones se cierran. Alejamiento.

Marzo 27

Son casi las ocho. Dejo el libro, y esta vez abro la ventana que da al sur, a un patio interior de manzana. Empiezan los aplausos. Uno, cuatro, nueve vecinos… y van saliendo. Aplaudimos con fuerza, con cariño. Y gritamos: ¡viva! Suena la canción “Resistiré” a todo volumen y los aplausos se vuelven rabiosos, más rabiosos que el virus, al que ejecutaremos. Las ocho y cinco, silencio, cerramos las ventanas. Volvemos a la solitud, a nuestras islas.

Marzo 28

Las ocho. ¿Voy al norte con la serenidad o al sur con la fuerza?

Alternaré.