HISTORIAS DE LA CONFINACIÓN DÍA 15+15

César Farrés

No dejaba que me acercara, tenía un pequeño resfriado, insistía..  lluny.. lluny!!!

Al principio, la iba a visitar intermitentemente, las lecciones de vida que tomaba me costaban de aprender. 

Al irme siempre preparaba una bolsa reutilizada, de su lugar de ocio preferido, con verduras de su huerto, tomates, lechugas,  flores de calabacín…, que serían parte del menú, de aquellos maravillosos días de verano. 

Gran meteoróloga de la comarca, sabia de remedios caseros con propiedades curativas y refranes convertidos en realidades, animaban mis deseos, y hacía que de camino a cualquier parte, la visitara casi diariamente.

Con dos muletas extrañas, tuneadas por las necesidades de acoplamientos diversos, andaba renqueante pero con paso firme en aquella casa, casi prevista de todo, y que solo ella sabía donde encontrar “al 3er calaix de la esquerra del bufet”. Gatos semi amaestrados obedecían sin rechistar sus movimientos de ceja, cada día mas débiles.  

Echo de menos la gestualidad elegante y concluyente de sus consejos desinteresados, su mano sobre mi muñeca, me “garantizaba” la certeza de sus conocimientos ancestrales. Hablando con la mirada perdida en el horizonte,  y su piel, bien arrugada y bronceada todo el año, fidelizaba absolutamente mi entrega. 

En tiempos del romanticismo hubiera muerto por ella… La autoconfinación  de Rosita, hoy tan cercana y tan LLUNY…

PastedGraphic-2.jpg