ALARMA

Francesc de P. Jufresa Patau

Si tuviera extraordinaria vocación por el romanticismo, podría encontrar algo positivo a la situación que vivimos: tiempo para pensar, tiempo para leer, para la música, el reencuentro con la familia, con la casa, a la que prácticamente sólo íbamos a dormir, etcétera, pero, realmente, si se sigue la información desde que estalló la crisis en Wuhan, es muy difícil ser optimista e imposible cualquier visión romántica de lo que ha pasado. Prima la tragedia griega.

La historia empieza, al parecer, en esa ciudad china donde se dice que estalló, fortuitamente, una epidemia por un virus que, según dicen, tienen los murciélagos, y se dio una cumplida y elaborada información gráfica, y por televisión (procedente de China), de la gravedad de la crisis sanitaria, jóvenes que caían muertos andando por la calle, hospitales saturados de enfermos graves y, enseguida, una actuación enérgica y eficaz de las Autoridades chinas, procediendo, sin mayor dilación, a la construcción de hospitales gigantes en horas, ordenando el confinamiento de millones de personas (más que la población del Estado español) y castigando, severamente, a cualquier persona que incumpliera las órdenes, como es propio de un régimen autoritario como el chino. Se nos dijo, también, que científicos militares chinos trabajaban intensamente en la elaboración de una vacuna contra el virus, incluso, no hace mucho, La Vanguardia publicaba una página en la que se glosaba ya el descubrimiento de la vacuna y se atribuía a una Oficial del Ejército de la República Popular china.

En el año 2015 se hizo un programa en la RAI, en el que se hablaba de un peligrosísimo virus de laboratorio, que se identificaba también originariamente con el COV-SARS 2, y se decía que había sido manipulado introduciendo unas cadenas de proteínas que producían un doble efecto letal: permitían al virus la entrada fácil en los tejidos de la persona infectada, esencialmente en sus alveolos pulmonares, y le daban al virus una transmisibilidad desconocida desde la famosa gripe española, cada infectado podía contagiar a un mínimo de tres personas, frente al 1,8 que habían tenido las crisis sanitarias víricas recientes. Todo un anuncio de la tragedia que sucedería cinco años después, aunque, claro

está, este programa que sigue colgado en Youtube, no ha sido reconocido ni valorado por las Autoridades sanitarias, que afirman desconocer el origen del virus. Pero les recomiendo que lo vean y que se fijen en que se estaba hablando de un estudio de laboratorio financiado por EEUU, que finalmente se retiró del proyecto quedándoselo China. EEUU, que negó gravedad a la pandemia, fue aun más negligente que nuestras Autoridades, en la prevención de lo que podía suceder, recordemos a Trump diciendo que “lo tenemos totalmente bajo control” el pasado 22 de enero, hoy se habla seriamente de que pueden morir millones de norteamericanos, de hecho EEUU ya va el primero en la siniestra clasificación, tanto de infectados como de fallecidos.

La imprevisión del Gobierno español, o, mejor dicho, de los Gobiernos, porque también los autonómicos se han lucido, ha sido de Juzgado de Guardia. Les recomiendo ver las explicaciones que daba el Director del Centro Nacional de Epidemiología (CNE) y Coordinador de la Unidad de Alerta y Respuesta Sanitaria, Fernando Simón, al inicio de la alarma sanitaria en España negando que hubiera “transmisión interna”. Pertinaz, cuando ya había más de 441 infectados detectados en España, el 7 de marzo, y a propósito de la manifestación feminista del 8, se permitía afirmar, en el ejercicio de su cargo, que si su hijo le preguntara si podía asistir a la manifestación, le diría que hiciera lo que quisiera. Este nivel de imprevisión y de negligencia, con toda seguridad no intencional, explica que el Sr. Simón haya ejercido su cargo, confinado en su domicilio por estar infeccionado con el virus, hasta hace unos días, como también lo está la Vicepresidenta Carmen Calvo, que asistió a aquella manifestación, la Ministra Montero y la propia esposa del Presidente del Gobierno de España.

Quizá este nivel de imprevisión tan patético de nuestros Gobiernos explique que cuando aterrizaron en la dimensión real del gravísimo problema que se les venía encima, lejos de realizar algún ejercicio de humildad y reconocimiento de su imprevisión, reaccionaron de forma contundente, aplicando la situación de alarma a la crisis sanitaria, lo que ha supuesto un recorte total en los Derechos fundamentales de los españoles, nada menos que restringiendo nuestra libertad ambulatoria, sin todavía haber dado explicación alguna del origen real de la pandemia, ni de su letalidad, hasta que las

estadísticas de infectados y de fallecidos les han obligado a ello en un esquema informativo, de martilleo, que tiene más de propaganda gubernamental que de información. Cierto es que, como recordaba hace unos días la Ministra de Defensa, Margarita Robles, nuestra Constitución prevé la declaración de los estados de alarma, excepción y sitio, y otra cosa muy distinta es que tales medidas fueran ahora imprescindibles, ni que se estén aplicando de forma correcta, y la propia forma en que se modifican, constantemente, los planteamientos gubernamentales, en materia de movilidad, dice muy poco en favor de la gravísima restricción de Derechos, no sólo individuales, sino incluso colectivos (autonómicos) que el Decreto de alarma ha producido.

Mientras tanto, los españoles seguimos encerrados en casa, sin saber cuando se normalizará la situación, cuando podremos volver a trabajar, como vamos a poder atender nuestras obligaciones, qué va a pasar con nuestra economía, y tenemos que soportar una retahíla de promesas incumplidas, de supuestas medidas económicas, que nadie ve en la realidad práctica, y seguimos en la ignorancia del origen de los males, es decir, del mal llamado Covid 19.

Todavía bajo el Estado de alarma, Sánchez nos sorprende ahora tratando de resucitar los Pactos de la Moncloa, lo cual, de entrada, supone confundir churras con merinas, porque aquellos pactos fueron lo que posibilitó la transición del régimen franquista a la actual democracia, y los firmaron, falangistas, exfalangistas, socialdemócratas, comunistas y liberales, todos ellos con un sentido de la historia y un nivel político que brilla por su ausencia en la actual clase política, ególatra, desorientada y de muy pocas luces.