NO VER, NO OIR, NO HABLAR

Fernando Salas

Le estoy dando vueltas a poner en marcha una terapia que difícilmente en situaciones normales se podría acometer. Se trataría de estar veinticuatro horas con los ojos vendados experimentando lo que es la ceguera y descubrir nuestro entorno más próximo, nuestro habitad para comprobar que los espacios se difuminan, que las distancias se desconocen y experimentaremos esa incertidumbre inquietante, también para desarrollar una memoria espacial que nos será útil para manejarnos sin sufrir daños. Añadiría la sordera para valorar lo que es el silencio, no hablaríamos en veinticuatro horas, solo veinticuatro horas de ausencia sonora, ni tele ni móvil ni ná , eso sí tendría que ser de 20,10h. a 20,00h para ahorrarnos los entrañables diez minutos de aplausos de las 8. 

Y la mejor para mí, la afonía total, non parlare mai, no tener que mentir a nadie, no tener que medir las palabras, no tener que demostrar nada a nadie.

Sería un reseteo para nuestro “ordenador personal” y quizás encontrar un nuevo punto cero de salida a este momento tan inexperto. 

Ahora hace falta que lo haga, si lo consigo me dará pie a otro jugoso relato.

download-1.png