Reflexión entretenida 21

Joan Crosas

He cambiado el título genérico de mis historias. La verdad es que me había desviado mucho de la idea inicial, ya hace días que no consigo pensar en nada divertido. A partir de ahora las llamo Reflexión Entretenida que, eso sí, intentaré que lo sea. Las sigo numerando para no perderme. Ahí va la primera de la nueva serie.

Ayer me dediqué a ver y ordenar fotos de mi móvil. Creo que esta es una actividad habitual estos días. Suelo guardar, cuando las archivo en mi ordenador, las fotos que más me gustan. Así tengo fotos en mi móvil desde cuando mi hijo de 20 años era un chavalín.

Pude revivir grandes momentos: cuando ascendí hace unos años con mi hermano al Pedraforca, mi Everest, excursiones en solitario por parajes paradisíacos, picnics con amigos con vistas estupendas, viajes a países exóticos y ciudades lejanas, visitas a museos (ejem, sé que no se puede hacer fotos), aquel atún enorme que sacamos un día de pesca, camaleones, ardillas y cabras montesas con las que me he ido cruzando, conciertos a los que he asistido y una largo etcétera de vivencias.

Me fijé especialmente en la sobremesa de una comida con 14 amigos en el terrado de casa donde tantos aniversarios hemos celebrado juntos. Un mágico atardecer con una luz preciosa y con cara, todos, de satisfacción, de estarlo pasando de maravilla.

Que grandes recuerdos.

Ahora, desde el sofá de casa, después de casi un mes y medio de confinamiento, todas estas imágenes me parecen de otra vida.

Esta historia la dedico a mi amigo Félix que me inspiró

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