LA VIDA SIGUE A PESAR DEL CORONAVIRUS
Maria Jover
Hoy amanezco llorosa. Lloro porque esta noche a muerto Lea. La galga color canela. Elegante, grande, de raza irlandesa, nos dijeron al adoptarla, porque el galgo español es más pequeño. Irish Greyhound, bonito nombre también en inglés. Pero no quiero estar triste. Quiero saber agradecer a la vida que Lea se haya cruzado con nosotros.
Llegó a casa en marzo del 2014. Creía que hacía mas tiempo. Llegaste al cabo de un año de perder a un galgo que un salvaje nos arrancó de cuajo con un balinazo directo a su corazón. Eras temorosa, no sabíamos nada de tu vida anterior pero se te veía apaleada, quizás más por otros animales ya que no te costó coger confianza con nosotros. Poco dada a las caricias, común en los galgos, pero las venías a pedir cuando Bilma, la perra de Diana, las pedía. Era un placer verte correr por los campos de Fontclara, eras tan ligera que apenas dejabas rastro de tus carreras, y Bilma detrás ladrando, muerta de rabia porque no te pillaba. Era divertido veros jugar. Cuando salíamos a pasear por Barcelona muchos querían acariciarte, sobretodo los niños, y te echaban piropos. Ir al parque no te gustaba mucho porque tenías miedo de los perros que se te acercaban. Al principio te ponías detrás de mí, menuda valiente te decía. Ibas cogiendo confianza y cada vez nos entendíamos mejor. Los viernes te sentabas en la entrada a esperar la hora de ir a Fontclara. El primer año de estar en casa, Enric vino a pasar un mes por Navidad. Él ya vivía en Açores. En una semana ya te decantaste más por él. Pero volvió a irse y te conformaste. Era muy fácil vivir contigo, paseabas mañana, tarde y noche un ratito y el resto enroscada en tu cama. Así era tu vida en Barcelona. El fin de semana o los períodos largos de vacaciones eras feliz corriendo por Fontclara y Aiguafreda. Con el tiempo fuiste haciéndote más pasota. Ibas y venías a tus anchas y me cansaba de irte a buscar por los alrededores. Paseabas un rato y cuando te daba la gana volvías. Y así hasta que en enero del 2017 Enric te llevó con él a São Miguel. Lola se enfadó mucho, pero era una decisión basada en tu felicidad y la de Enric. Estarías mejor en su casa, con un jardín grande y siempre libre. Y nosotros la excusa para ir a veros a menudo. Y así lo hicimos. Y cada año un poco más asilvestrada, como tu dueño. Cuando llegaba a veros te hacías la interesante, o la abandonada, no se muy bien qué, pero cada día te acercabas un poco más y al final ya venías a vernos a la casita. Este año 2019 Enric decidió que pasaría no solo las Navidades sino que venía a pasar el invierno a l’Empordà y por lo tanto os trajo con él. Hacía ya un par de años que Enric había adoptado otra galga para que tuvieses una amiga. Shiva, una galga española, negra y blanca, todavía más miedosa que tu y delgada que no hacía más que temblar. Pero os hicisteis inseparables, bueno mejor ella enganchada a ti todo el día. Y vinisteis a pasar estos 3 meses. Pero ha aparecido este maldito virus, y no os habéis podido ir de regreso a vuestra casa. Y ahora, tu ya te quedarás definitivamente aquí en Fontclara. Me siento culpable de estar tan triste, con la de gente que está muriendo es muy doloroso, pero hoy a nosotros el dolor nos lo ha traído tu muerte. Adiós Lea, me gustaría verte en la otra vida, si es que la hay.