Reflexión entretenida 25
Joan Crosas
Me fijaba ayer por la tarde durante mi paseo con Terry, mi momento de máxima inspiración, como ya he dicho, para las 200 palabras que me he propuesto teclear todos los días, en lo verde que están los árboles. Seguramente han ayudado las lluvias de estos últimos días, pero la verdad es que los árboles se muestran exuberantes desplegando todo su verde follaje.
La primavera se ha asentado. Este año me toca percibirla en los árboles y parterres de la calle. A falta de campo y bosques, incluso a falta de parques, hemos disfrutado del despertar de la primavera, los que no tenemos terraza o jardín, en los árboles que llenan las calles de la ciudad.
En el Paseo Lluís Companys, donde está el Arco de Triunfo, hay unos parterres que empezaron a restaurar el año pasado. Desde entonces están vallados por un cierre provisional y, a parte de algún perro pequeñín que se cuela por debajo, no se puede acceder a ellos.
Me he estado fijando en estas obras todos los días de que las empezaron. Han renovado la mayoría de bordillos, han puesto riego automático y unas vallitas de discutible criterio estético que lo único que evitan es el poder sentarse en el borde del parterre.
Acabaron las obras hace unos meses, pero dejaron el vallado exterior para proteger el sembrado, entiendo. A lo largo de mis paseos hasta la Ciutadella he estado observando, curioso, como iban brotando las hierbecitas que tenían que cubrir el parterre.
Resulta que, esas sí, con las últimas lluvias, han pegado un estirón brutal. Los parterres están llenos de todo tipo de hierbas, algunas altas, con un aspecto de lo más salvaje. Ignoro si es por la falta de mantenimiento de estos días o si era lo que pretendían, pero el aspecto de monte virgen que tienen ahora mismo, me encanta. Y algunas de las plantas incluso tapan la dudosa vallita.