Reflexión entretenida 29
Joan Crosas
Creé un perfil en Facebook cuando este salió. La verdad es que me sentía más obligado que motivado, parecía que si no tenías un perfil en la nueva plataforma no eras nadie. Pasó lo que tenía que pasar, que después de felicitar algunos cumpleaños, allí quedó, olvidado, mi perfil.
Estos días pensando en ampliar mis posibles lectores, he vuelto a entrar y cuelgo las historias que escribo aquí, aunque sea unos días más tarde. Me temo, viendo el contenido mayoritario de este canal, que las historias de 200 palabras no encajan, que la gente difícilmente va pararse en algo que le pueda ocupar 2 o 3 minutos. Ni que decir en otras plataformas como Twitter o Instagram, donde no se muestran más que frases cortas o imágenes.
Ya es difícil que alguien te lea. De hecho, no sé ni si soy leído aquí. Me temo que cuando las historias se alargan un poquito muchos puedan dejar la lectura. Me consta que en algún chat de amigos e incluso de familia, cuando cuelgo una historia a menudo pasa desapercibida. Supongo que en cuanto se deja pasar por no disponer de los 3 minutos necesarios en ese momento, puede quedar olvidada entre otras entradas del chat. Lo que sí sé seguro es que mi hijo pocas veces lee mis relatos a pesar de mandárselos directamente.
Qué dura es la vida del escritor aficionado que nunca sabe si es leído. Supongo que hay que darle valor simplemente al hecho de escribir más allá de si alguien te lee o no.
En todo caso dejo el relato aquí, no vaya ser que pierda algún lector por haberme excedido demasiado.