DESCONFINACIÓN 15+St. J 4
César Farrés
Subía al terrado diariamente para hacer sus ejercicios y estiramientos básicos, para el mantenimiento de su tono muscular, no podía descuidarse ni un poco, si quería mantener su trabajo de profesora de Yoga on-line.
Aquella tarde silenciosa, primaveral, clara y extraña del lunes 27 de abril, cambiaría nuestro futuro. Después de la habitual serie de ejercicios con la goma elástica, para reforzar pectorales, no fuese que por un casual que pudiera ir a la playa antes de lo previsto, vio un brillo en el cielo llegó a deslumbrarla de tal forma, que ni si quiera las Vuarnet, que no se quitaba ni para dormir, pudieron protegerla. En pocos segundos un pequeño platillo volante, color cobrizo metalizado, rozando la horterada de aquellos Seat Premio Fad del mal gusto, de unos 3 m de eslora, de forma elíptica y con una clara zona de manejo/cabina, estaba como amerizando en seco. La puesta de sol y el color de la nave, era un todo que se perdía, en la inmensidad de aquel gigantesco terrado.
Al principio, pensó que era un modelo de “dron” destinado al control de la ciudadanía. Aquel ruido nunca oído, hizo poner en guardia a Blanca.
Al mismo tiempo que se pararon los motores eléctricos, pasó de su forma apepinada, a un perfecto hexágono, desplegando de uno de sus seis lados, una rampa majestuosa, por donde después bajarían aquellos minúsculos “hombrecillos”.
Siete extraterrestres, no iguales, pero sí similares, no paraban de intercambiar opiniones mirando alertados a Blanca, cada segundo mas temerosa y desconcertada.
En un instante perdió el conocimiento, seguramente, una alteración cardíaca, momento que aprovecharon los siete tripulantes para inyectarle una monodósis de un "líquido experimental". El color de su piel fue transformándose poco a poco, hasta llegar a volverse absolutamente azul turquesa. En la piel de la frente de Blanca, apareció una inscripción repujada, al lado, en la sien, un especie de código de barras, que se iluminaba intermitentemente con una luz anaranjada de muy poco intensidad. El OVNI, de la misma forma que llegó… desapareció.
Al cabo de unos minutos, subió al terrado el compañero sentimental de Blanca, Charles Puig de les Monts I Príncipe de Bélgica. Nerviosamente alterado, rodilla en tierra, fue a interesarse por Blanca y pudo leerle la frente aquella inscripción: “bésame y todo el mundo volverá a la antigua normalidad”
BLANCA TURQUESA Y LOS SIETE EXTRATERRESTRES