DESCONFINACIÓN 15+St. J 6

César Farrés

Cubiertos por un cañizo que semi protegía aquel sol cayente, un pequeño chillout, organizaba la zona de compartir, alfombras amontonadas, gruesas velas ya encendidas y grandes cojines relajaban el alma del confinado. En una esquina, discretamente, el bar, bien surtido de clásicos alcoholes, kilos de hielo y refrescos varios. Cerrando visualmente el perímetro del terrado, cuatro altavoces espléndidos hacían sonar intensamente la música de un portátil. 

Entre los aplausos de las 8, oí a Mungo Jerry inaugurando la sesión.

Era un grupo variopinto y atractivo. Serían ocho o nueve personas de 40 a 60 años desconfinando tranquilamente. 

La atractiva colindante, con la cual, habíamos tenido encuentros fortuitos en tiempos de prioridades distintas, se acercó al muro que separaba ambas fincas y con una sonrisa difícil de describir, me pidió excusas por tal intromisión en mi espacio de confinamiento. 

Tímidamente me “tendió la mano” invitándome a su “party”. Aquellos ojos sinceros y risueños, hicieron olvidar mis penas, que pasaron a ser anécdotas irrelevantes.

Solo cuatro palabras hicieron falta, para descubrir infinitas complicidades que nos advertían de la dimensión del afortunado encuentro. 

La conexión era mas que fluida, estábamos en la misma sintonía, en la misma onda. 

Con la mano le hice notar que necesitaba cuatro minutos para mi puesta apunto. New look y cambio de chip. En un “periquete” visité mi vacío interior y lo despedí...

Al subir cogí una botella de Ruinart Rosé que tenía extrañamente reservada… ya no sé para quién ni para qué. Era la ocasión para descorchar mi renovada energía, brillante, risueña y entera...

Otra copa...?

Por favor...!

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