Parálisis

Camilla Hamm

Al principio no sentíamos ningún cambio

Seguíamos con los hábitos de siempre

Respetábamos el ritmo cotidiano

Es cierto…

Los días no se acortan y no duran más horas

La luz de la mañana nos despierta

Las nubes viajan indiferentes hasta desaparecer

La luna y las estrellas vigilan la oscuridad

Las golondrinas surcan el aire como cada primavera

El espino albar florece al borde del camino

En la cocina arrastran las hormigas sus migajas de pan

La parálisis perdura, la incertidumbre crece

el sentido del tiempo, silencioso y constante, va cogiendo otro gusto.

La quietud deliciosa se nos vuelve impaciencia

La inacción penetra en el ánimo

Anhelamos los abrazos de los seres queridos.

No poder sentirlos, ni verlos…

Nos falta el mar, el campo, y la ciudad.

¿Que derecho tenemos de quejarnos?

Cuantas vidas humanas padecen los golpes del destino?

Enfermos, desterrados, hambrientos, victimas de todas las catástrofes.

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