Reflexión entretenida 38

Joan Crosas

Quiero mucho a mi mamá y sé que ella también me quiere mucho. Hace días que no me lo dice, que no me llama, al menos una semana. Pero antes, semanas atrás, me llamaba cada día varias veces y siempre me decía lo mucho que me quería y como echaba de menos mis abrazos, mis besos y cuanto daría por poder acostarme, como hacía hace unos meses mientras me contaba un cuento. ¡Los cuenta tan bien!

Mi mamá trabaja de noche. Antes empezaba a trabajar tarde y estábamos todas las tardes juntas, me ayudaba a hacer los deberes y muchos días íbamos las dos al parque y jugaba conmigo, y yo, después, la acompañaba a comprar alguna cosa al supermercado. Me preparaba la cena, cenábamos juntas y luego me acostaba y me contaba un cuento o más. ¡Me gusta tanto ese momento! Al poco rato de apagar la luz, algunos días que todavía no me había dormido, oía la puerta de casa cuando salía para su trabajo.

Mi papá siempre me dice que mamá ayuda mucho a las personas enfermas, que éstas también requieren cuidados por la noche: que les den la cena y que les cuenten cuentos. ¡Qué suerte tienen, con lo bien que los cuenta!

Unos días después de que cerraran el cole y nos quedásemos en casa, dejé de ver a mi mamá. Me llamaba todos los días por la tarde y me contaba que ahora tenía que trabajar más porque había muchas personas enfermas que la necesitaban y que no las podía dejar, tenía que estar con ellas día y noche.

Siempre me repetía que me quería mucho y me mandaba muchos besos por teléfono. Algunos días me contó algún cuento. No es lo mismo, pero también me gustaba. Otros días lloraba mientras hablaba conmigo y me decía te quiero, te quiero, mil veces.

Hace una semana que no me llama, que no hablo con ella. Papá me ha dicho que está enfermita y que ahora es ella la que necesita el cuidado de otras personas. Dice que no me puede llamar porque está en una habitación cerrada donde la vigilan día y noche pero que se pondrá bien y pronto volverá a casa y me preparará la cena como hacía antes y me contará sus cuentos hasta que me duerma.

Pero veo a mi papá muy triste últimamente. A veces, cuando le llaman por teléfono se encierra en la cocina. Seguro que lo hace para que yo no oiga lo que están diciendo.

Tengo mucho miedo, quiero ver a mi mamá y hablar con ella. ¡La necesito tanto! No quiero que se vaya, como la abuela, a ese lugar de donde no se vuelve jamás.

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