Todo cabe en un encierro
Anna Serrat
Del "oh, que bonic!" cuando entro en la cocina y encuentro esta estampa, al "¿tendrá un significado oculto que me llamen siempre tanto la atención los juegos de luz y sombra?" mientras vuelvo al salón a buscar el móvil, pasando por el "tengo que comprar aceite" al desbloquearlo y pulsar el icono de la cámara, parándome un instante en el "qué curioso que la sombra se vea más que el propio objeto y que parezca que el genio de la lámpara de Aladín acaba de pasar entre ambas cosas," durante el encuadre de la imagen, hasta llegar al "lástima de las migas, ¡coño!" cuando miro cómo ha quedado la foto y a un "¡ojalá fuéramos una familia ordenada!" concluyente.
Muchos pensamientos, variados, en su mayoría inútiles y bastante incoherentes. Un poco como mis estados de ánimo durante el confinamiento: todo cabe en un encierro.
Y en un estado de absoluta libertad también, no ens enganyem.