DESCONFINACIÓN DÍA 15+ ST. J 12

César Farrés

Aleix vivía solo, sin ninguna responsabilidad manifiesta. 

Sus hijos, con edades de curiosos e irresponsables “pruébalotodo”, 

estaban dispersados y confinados por Europa. 

Giorgio, el mayor, en Copenhagen, acabando sus estudios de Ingeniería Naval, 

con pensamientos de establecerse unos años en la capital dinamarquesa. 

Su hermana en Serrara Fontana, pueblecito turístico en la Isla de Ischia frente a Nápoles, regentando con su madre, una arrocería maravillosa, punto de encuentro de ricos comensales. 

Giovanna. la madre y ex mujer de Aleix, un buen día desapareció sin mediar palabra, una gran cocinera y una gran soñadora... Carla, en invierno, se cuida del mantenimiento de cuatro grandes veleros en Porto Sant’Angelo, mientras, Giovanna,…medita, y no deja de ver la película de su vida, cambiando cada vez el final, siempre fascinante y sugestivo… como sus arroces. 

El espacio de su hogar era reducidísimo. Vivir siempre medio agachado, olores extraños, húmedas noches, sin grandes guisos, sin vecinos con quien compartir y confinado en cuerpo y alma, estaba afectando directamente su estado anímico.

Cada día se le hacía mas cuesta arriba, aquella vida, que por fuerza escogió.  

Era el momento de tomar una decisión, se le estaba agarrotando el corazón. 

Durante aquella noche, brindó repetidas veces con Walker por la vida y la libertad.

Al día siguiente hizo una compra generosa y enlatada. Mucha fruta, cervezas 

como para una fiesta, dos bolsas de pan inglés, una bandeja de canalones, y un triste arroz de gambas precocinado, que le recordaba a su plato preferido mientras estuvo Giovanna.

El parte era favorable, zarpó a las 14h. y navegando al través a 8 nudos de media, 

se plantó en 26 horas en Porto Torres, Cerdeña. 

Su amigo y socio en la Marina del puerto de Barcelona, Gino Silvestrini, 

le cedió uno de sus amarres para no ser descubierto por los carabinieri 

y le preparó una temprana y pantagruélica bienvenida. Hizo noche allí.

Extraordinarios atunes, bancos de sardinas, grandes peces nunca vistos y manadas 

de delfines le acompañaron en el último trayecto hasta empezar a divisar Porto Sant’Angelo. Agitando las manos, Carla llorosa de felicidad, presintió su llegada, 

hacía tres días que lo estaba esperando. Giovanna, sonrió para los dos, deshaciendo el gran nudo que tenía en su garganta. En sus miradas se percibían nuevas realidades. 

Sus mentes, empezaron de nuevo a navegar, esta vez sin rumbo unidos por el destino. El final de la película estaba listo,  RISOTTO ALLA CREMA DI SCAMPI.

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