Quedarán atrás (y 50)
Joan Crosas
Esto se acaba. Poco a poco volveremos al trabajo y quedarán atrás estos días tan especiales. Personalmente cierro el ciclo con esta última historia. Habrán sido medio centenar de relatos (que no son pocos) en los que he mostrado mis vivencias, mis sueños, mis temores, en los que me he mostrado a mí mismo. En los que he descubierto otras partes de mí, ya sean cualidades o defectos.
Para los que hemos tenido que parar nuestra actividad por un problema que nos sobrepasa y que la solución no está en nuestras manos, una vez cubiertas nuestras necesidades básicas, han sido unos días de relajación, de comodidad y de paz, en los que hemos tenido la ocasión de conocernos a nosotros mismos y descubrir aquello que nos hace sentir, que nos hace vibrar.
Han sido días de convivencia como nunca: de sentarse a la mesa, un día tras otro, toda la familia, de largas conversaciones por teléfono, de reuniones familiares o de amigos a través de zoom en las que las charlas han sido ordenadas y se ha hablado de temas trascendentes. Días de cocinar a la vez nueve familias siguiendo las indicaciones a través de esta misma plataforma. Han sido días de aproximación a tus seres queridos.
Quedarán atrás los días enteros escuchando música compartida con los amigos, las relecturas de libros que te habían apasionado, el repaso a la filmografía que siempre nos ha gustado. También esos paseos en solitario (los que tenemos perro) por una ciudad casi desierta y el oler la explosión de la primavera en los parterres o a través de las vallas de los jardines cerrados.
Quedarán atrás los anhelos por hacer algo diferente que nos satisfaga. Nuestros sueños de solidaridad, de empatía (espero que algo quede), de mejorar nuestro entorno, nuestra forma de vida, de salvar la naturaleza. En definitiva, de salvar el mundo.
Nos olvidaremos de lo grave que puede llegar a ser elegir mal a nuestros políticos tras lo sucedido en países como Brasil o EEUU. Nos olvidaremos de la importancia de que tomen las decisiones que nos afectan, personas con sabiduría y experiencia que no antepongan sus intereses o los de su partido, a los de los ciudadanos.
Me temo que todo volverá a ser igual. Que estas once semanas y media, serán insuficientes para darnos cuenta de que el mundo va mal. Que la forma de vida que llevamos está acabando con la salud de un planeta que puede volverse inhabitable para el hombre. Me temo que necesitamos todavía caer más hondo para verlo todos y reaccionar, y espero que no sea demasiado tarde.
Quedarán atrás los días enteros de convivencia con mi perro y mi gato en los que los he conocido como nunca me hubiese imaginado. He aprendido de la curiosidad de Fellini, de su agilidad, de su introspección. De su absoluta conciencia en lo que hace. De su valentía o temeridad a la vez que, de su control y su prudencia, que le permite saltar de la cornisa al balcón de nuestra vecina y sin embargo no le permite hacerlo al revés y volver. He aprendido de la fidelidad de Terry, de su tranquilidad, de sus larguísimos momentos de relax, a la vez que de su alegría desbordante y de su necesidad de mostrar su amor hacia ti.
Quedarán vacíos los chats de la familia o de amigos que se han llenado de vivencias, de muestras de apoyo, de conversaciones interesantes que no hemos podido tener cara a cara. Y habremos aprendido el valor de la amistad verdadera.
Yo me pongo en marcha. Reabro el Roig Robí el martes dos de junio. Y tengo claro lo primero que voy a hacer: me voy ahora mismo a comprar una red para tapar la ventana a través de la cual Fellini salta al balcón de nuestra vecina, no vayamos a tener una desgracia. Este será mi primer paso para arreglar el mundo que me importa.