SIETE PLACERES

FERNANDO SALAS

Jamás pensé en tener unas vacaciones tan largas y generosas como las que estoy viviendo, creí que no  podría soportar un encierro  tan prolongado. Al inicio planifiqué como organizar el generoso tiempo que venía por delante, me estaba liberando de obligaciones laborales como tantos otros autónomos en standby por lo tanto era dueño de mi tiempo cien por cien para poder hacerlo a mi antojoy de la siguiente manera me organicé las jornadas. 

Por la mañana el margen de levantarme es amplio, de ocho a once para empezar la jornada, primera sensación placentera, el desayuno no corre prisa pues no hay que salir a trabajar y tenemos todo el tiempo del mundo, ya estamos  en la segunda sensación placentera, a continuación la ducha ( tengo un amigo, prestigioso dermatólogo que me aconsejó no lavarme el cabello cada día, ahora los sábados y domingos le doy un descanso al melón ) el maqueo puede esperar tercera sensación placentera. Me puedo disfrazar de lagarterana o de abeja maya, nadie me va a ver ni criticar. Me he vuelto tan anárquico que me resulta difícil cumplir cualquier propósito previsto.

La cuarta sensación placentera es la no hora de comer y el menú de antojo por ejemplo una espléndida tortilla de patata individual, aunque  a veces  acabo sucumbiendo a la lata de fabada Asturiana esa que en su día elogió por la tele Ferrán Adriá.

La Siesta (fíjense que la pongo en mayúscula) es ese momento donde realmente te sientes dueño de tu ser, (lo dijo Shakespeare) estoy babeando nada más recordarla y lo mejor, esa sensación de no saber en que mundo vives al despertar oyendo a mirlos cantar, ya estamos por la cuarta sensación placentera y esto no se ha acabado, nos queda la merendola o tentempié la quinta sensación placentera. Un poquito de lectura para que no se diga que eres un zampabollos y no te preocupa la literatura un poquito. Sexta sensación placentera. ( Ahora estoy leyendo El camino del perro de Sam Savage, una especie de lección de arte y vida, a ratos me veo reflejado en Harold un pintor menor que reflexiona sobre su carrera.) 

Estos momentos son idóneos para la reflexión aunque quizás no sean de sensación placentera, bueno me queda la cena después de asomarme a la calle y aplaudir como si estuviera celebrando un gol de Messi, la cena es mi séptima sensación placentera con café y tv o alguna seria enganchona.

Luego a planchar la oreja y mañana será otro día tranquilo. 

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