Sensualidad
Carola Bedós
Es curiosa la vida. Cuando eras niña el tiempo no acababa de pasar y, de repente, tienes más de cincuenta años, estás confinada durante setenta días por una pandemia, y revives la misma sensación de quietud.
Durante el confinamiento he echado de menos la sensualidad del exterior, los pequeños placeres cotidianos, tan personales que surgen sin más del tránsito, del contraste íntimo entre el salir de casa y el entrar.
Tacto
- Que me cojan por la cintura, por detrás.
- Compartir un plato a dos y comerlo con los dedos.
- Trotar mucho rato seguido con ritmo. A caballo.
- Una ducha bien caliente después de haber pasado un día de frío en la intemperie.
- Flotar en el mar, hacer el muerto. - La tensión de la sal seca en la piel después de todo el día en el mar.
- Tocar los cuernos de un caracol para que se escondan. O la cabecilla de una tortuga. - Volar, cuando el avión deja el suelo, la presión fuerte del cuerpo contra el asiento.
- Acariciar la cabeza de un perro de pelo liso. O sus orejas largas. - Arrancar el espejuelo de un caballo.
- Buscar caracolitas escarbando rato muy suavemente en la arena de la playa.
- Coger a alguien a quien amas de la mano. Pasarse rato ahí, en sus rincones.
- La piel de detrás de las rodillas, del pliegue del codo.
Oído - Que me hablen al oído. O al revés.
- Escuchar el cric-cric de las rocas en el fondo.
- El ruido crujiente de un caballo comiendo pasto.
- Dormirse en la barca con el sonido del mar contra el costado de madera. - El murmullo del agua en una fuente. - El sonido de las cigarras cantando a mediodía, en verano. O de los grillos, por la noche.
- El silencio del exterior mezclado con el de casa pero solo porque es justo la hora de la siesta. Cuando más calor hace.
Olfato
- El olor a jazmín. - El olor de Polka, mi yegua. Incluso cuando sudaba. - El olor a bergamota.
- El olor dulzón de las algarrobas. - El olor de aceitunas del mercado. Esperar turno sin prisa, disfrutando del olor. - El olor a mar.
- El olor a tierra mojada, a lluvia.
- El olor a gasolina al llenar el depósito.
Vista - Tirar piedras planas al agua y ver que hagan tres o más rebotes.
- Vivir en lugares altos, abiertos, que permitan lanzar lejos la mirada.
- Una mirada cómplice, sostenida.
- Una sonrisa franca, unos dientes bonitos.
- El color de algunas pieles bronceadas.
- El rubio “surfero”.
Sabor
- El sabor de las gambas a la brasa.
- Las ostras.
- El pan con mantequilla.
- El crujiente amargo de la lechuga maravilla.
- La coca del horno de leña de Rupià.
- El Campari con naranja, muy frío. Después de la playa y antes de comer.
- La carne de Rupià a la brasa. Incluso como desayuno. Que se quite el brunch.
- Un xuxo de Girona.
- Un bocata de anchoas mañanero con el pan recién hecho. En el bar de la plaza.
- Steak Tartare, con todo.
- Tortilla de patatas, crudita.
Por eso a mi ni Zoom ni Meetic me sirven de nada. No me alcanzan ni como “sucedáneo”. Costará un tiempito recuperarse de tanta ausencia.