Los ojos abiertos

Jesús Terrés (@nadaimporta)

“Sin el cine, los periódicos de papel, el boxeo y la sopa de ajo, la vida no vale nada”; no es habitual tanta rotundidad en Pedro García Cuartango, maestro de periodistas al frente de opinión -también lo dirigió- en El Mundo durance 20 años, lo firma en su Elogio de la quietud editado por Círculo de Tiza y es imposible no sumarse al envite. Es lo que tienen los grandes escritores, que te retan. 

Sin el cine, desde luego, la vida no vale nada; yo soy de los que piensa, como Casciari, que el formato es la excusa del pelotudo (“los formatos son olas, lo importante es el agua”) y que buen cine lo hay en una sala de cine pero también en Filmin o en casi cualquier capítulo de Better Call Saul, qué pereza los plastas de la ortodoxia, ¿verdad? Una cama grande, la almohada es fundamental —Laura añadiría un albornoz de esos que te abrazan pero esta es mi carta, capitana; la curiosidad intacta, los ojos abiertos y el entusiasmo ante lo que está por venir; sin un buen puñado de buenos vinos, desde luego, la vida no vale nada (te los cambio por la sopa de ajo, Cuartango). 

Una casa sencilla, no necesito un palacio; vivir siempre cerca del mar -la presencia del mar, como la del amor, se hace indispensable cuando aparece en tu vida- libros que devorar, la ducha con un chorro que casi duela: esto es importante. Spotify. Algún viaje de vez en cuando, restaurantes donde se respire amor por el género, la prensa cada mañana, el café de filtro y queso en la nevera. El amor de un animal, zapatillas blancas, ropa cómoda (con la edad, uno entiende que sobra el 90% de su armario) y un reloj al que dar cuerda. Las personas que quiero y me quieren. Un folio en blanco. No necesito mucho más. 

thumbnail_nadaimprta-giardinetto.jpg