Reflexión entretenida 33

Joan Crosas

He hablado en muchas historias de Terry, nuestro perro. Lo he presentado con detalle y he contado un sinfín de anécdotas suyas. Pasa que Terry es un perro muy singular y da mucha vida.

Hoy, cuando he salido a por la compra, en seguida nos hemos cruzado con otro perro y mientras estos se saludaban, la dueña, a la que no conocía, me dice: “Este es Terry, le conozco, es muy bueno. Le veo sentado en la puerta de algunos comercios esperando mientras estáis comprando”. Unos metros más adelante, me cruzo con otra señora desconocida con perro que suelta: “Adeu Terry”. Entro en Queviures Serra y Terry, de inmediato, se acerca al mostrador y se sienta obediente a ver si le cae algo, “si Terry, ja vinc” le dice Montse mientras se acerca a darle un culito de embutido.

Cuando llego a Ametller Origen, Ori, el que ahora regula la entrada y dispensa guantes, le hace fiestas y le dice que se siente a un lado de la puerta, Terry tiene la costumbre de plantarse en medio obligando a todo el mundo a esquivarlo con sus carros. Mientras compro, me encuentro con Julia, una vecina, que me dice: “Ya he visto a Terry sentadito en la puerta”. Cuando salgo, veinte minutos más tarde, nos despide Ori: “Adeu Terry”. Al llegar a casa, Juanjo, el conserje, olvidando el habitual “Bon dia Sr Crosas”, saluda a Terry mientras le acaricia y este da saltitos de alegría a su alrededor.

Cuando Pol, nuestro hijo, era pequeño, al reservar en alguno de nuestros restaurantes habituales, decía: “Soy Joan, el padre de Pol”, de esta forma se acordaban rápidamente del niño que con tres o cuatro años disfrutaba como un loco comiendo sushi, gambas y otras exquisiteces.

Ahora he pasado a ser, para la mayoría de la gente del barrio, el dueño de Terry, ese perrito espabilado, que siempre va suelto y que no se mete con nadie.

thumbnail_Foto 33.jpg