HISTORIAS DE LA CONFINACIÓN DÍA 15+2

César Farrés

Todo sucedió en una aldea cercana a Woodson, estado de Arkansas en un confinamiento sereno y apacible con un grado de infectados muy bajo. Todo parecía ir muy bien. La familia hacía una vida tranquila, vivían en un rancho donde no faltaba  de nada, tenían todo tipo de ganado, árboles frugales y huertos de verduras. Charlie el transportista iba cada semana a buscar su recolecta al igual que las vacas cerdos y pollos, tras el tiempo de cría habitual, para llevarlos al matadero de Wrightsville.

John y Clarice tenían 4 hijos de edades muy similares. Clarice era maestra y además de ayudar en el rancho, enseñaba a sus hijos nociones básicas de cultura general. Al cumplir los 13 años irían a la escuela de Rottaken para cursar estudios avanzados. Nathan el mayor de los hermanos siempre tuvo interés en la aeronáutica espacial, su sueño era poder viajar por el espacio. La influencia espacial estadounidense ayudaba a completar sus deseos.

Eran las 8 de la tarde y la luz empezaba a perder su resplandor. Se levanto una ventisca nada común, era un aire caliente y árido. John y Clarice estaban haciendo el recuento habitual del ganado, al día siguiente tenía  que venir Charlie, mientras, los pequeños jugaban en el establo.

En décimas de segundo, una ola de calor infernal dejó sin respiración a los animales, marchitó árboles y plantas, secó los pozos de agua y a la velocidad de la luz un meteorito con puntas como coronas invadió el rancho. La familia alucinada y medio chamuscada, cogiéndose las manos  empezaron a rezar sin saber muy bien qué y porqué. Del interior del meteorito apareció Simón, padre de Felipe y Sofía y primo de Antoine, era un hombre alto, alado, con atuendos principescos y con una voz extraña medio ronca, no dejaba de repetir ”Vengo de planeta COVID a limpiar toda la humanidad” La catastrófica noche del 15 de marzo, hizo temblar el sueño de Nathan.

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